La reciente realización del IX Congreso Brasileño de Epidemiología en Vitoria, Espírito Santo, Brasil (EpiVix 2014) ha propiciado reflexiones sobre el desarrollo de la epidemiología brasileña y sus desafíos. El EpiVix se ha destacado en la tarea de poner en valor la historia de los congresos de epidemiología, prestando la debida consideración a quienes se dedicaron a organizar congresos anteriores, puesto que el actual es el legítimo legado de los mismos. Emblemática, en este sentido, ha sido la creación de la Conferencia “Sergio Koifman”, Presidente del Congreso de Epidemiología de Río de Janeiro (1998), ya que fue un gran investigador y figura humana notable, que nos dejó precozmente.
Este congreso ha sido un marco para la epidemiología brasileña, incluso por el título tan actual que lo presentaba: Las fronteras de la epidemiología contemporánea: del conocimiento científico a la acción, reforzando el carácter científico de la epidemiología y su conformación como un ámbito de prácticas. El programa del congreso resaltó uno de los grandes desafíos actuales de la epidemiología: cómo conjugar el perfeccionamiento teórico-metodológico con una mayor y más fructífera articulación con las demás disciplinas constitutivas de la Salud Colectiva. No es posible un futuro prometedor para la epidemiología brasileña, sin que exista un planteamiento integrado que permita el fortalecimiento de sus bases disciplinarias y, simultáneamente, exprese un compromiso con la profundización en el carácter interdisciplinario de la Salud Colectiva.
Entre tantos desafíos plausibles de ser tratados, este parece uno fundamental, precisamente, por la aparente dualidad de los movimientos necesarios para superarlo. En el campo teórico-metodológico se avanzó mucho, tal vez más de lo que se dice respecto a la disponibilidad e incorporación de herramientas y técnicas, que en relación con el desarrollo de concepciones teóricas que fundamenten enfoques analíticos de fenómenos complejos de una forma más sistémica. En este desequilibrio reside el riesgo -para no salirnos de la jerga epidemiológica- de un estancamiento hiperproductivo, esto es, la producción desenfrenada de trabajos publicables sin innovación u originalidad y con una capacidad limitada de que se traduzcan en transformaciones sociales. En lo que atañe a las tensas relaciones entre la epidemiología, políticas, planificación y gestión en salud y ciencias sociales y humanas en salud, pienso que es necesario, sin ignorar una perspectiva histórica para este problema, la identificación y el contraste de nuevas fuentes de tensión que, eventualmente, pudieran afectar al propio futuro de la epidemiología, como espacio de construcción de saberes y prácticas en el ámbito de la Salud Colectiva.
Está claro que los vectores que fomentan tales cuestiones no residen solamente en los dilemas históricos que influenciaron la propia formación y desarrollo de la epidemiología, sino que también están en el contexto donde se realizan las prácticas. El productivismo acrítico es conservador en sus bases teóricas y metodológicas, o “un más de lo mismo” (Carvalho MS et al. Cad Saúde Pública 2013; 29:2141-3) echará raíces también en las estructuras de evaluación de investigadores y programas de posgraduación que no lograron todavía una fórmula de valorar la calidad, en detrimento de la cantidad, y en la propia dinámica de la formación de posgrado que, la mayoría de las veces, contribuye a la reproducción de estos vicios.
Poner luz sobre estas cuestiones fue el principal legado del EpiVix, sólo nos queda aprovechar este momento para buscar soluciones e implantar las transformaciones necesarias con el fin de garantizar la formación de una generación que promueva un nuevo ciclo virtuoso para la epidemiología brasileña.
Guilherme L. Werneck
Editor Asociado
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Oct 2014