Fragilidad en ancianos: perspectivas para la investigación y la práctica en salud pública

Edison Iglesias de Oliveira Vidal

La revisión sistemática de Mello et al. (p. 1143) documenta la consistencia de la asociación entre fragilidad física e importantes factores sociales como renta y escolaridad. Nos remite a la cuestión de la influencia de los determinantes sociales sobre la forma en la que las poblaciones envejecen. Solamente, recientemente, representantes de diversas entidades dedicadas al estudio del envejecimiento llegaron a un consenso sobre el concepto de fragilidad física en ancianos, definiéndolo como “un síndrome médico con múltiples causas y factores que contribuyen al mismo, y caracterizado por la disminución de la fuerza, resistencia y funciones fisiológicas reducidas que aumentan la vulnerabilidad de un individuo en el desarrollo de la dependencia funcional y/o su muerte” (Morley et al. J Am Med Dir Assoc 2013; 14:392-7).

No obstante, ¿qué importancia tiene este tema dentro de la salud pública? Mi perspectiva es la de que la idea de fragilidad física nos ayuda a reflexionar mejor sobre el envejecimiento yendo más allá de la simple edad cronológica. Envejecimiento es heterogeneidad. Ninguna otra franja de edad posee una variabilidad tan grande entre sus miembros, en términos de capacidad funcional, presencia de comorbilidades y otras particularidades, como la de los enfermos ancianos. Antes del concepto de fragilidad se concebía esta heterogeneidad, predominantemente, en términos de dependencia funcional y comorbilidades, desconsiderando toda la parte oculta del iceberg, donde se esconden las alteraciones fisiológicas subclínicas, acompañadas de la reducción en la capacidad de mantener la homeostasis frente a diferentes factores estresores. De hecho, el mencionado deterioro de las reservas fisiológicas es el gran sello característico del envejecimiento biológico. Como corolario, podemos pensar en la fragilidad física como un marcador clínico de edad biológica. Este punto de vista en sí promueve nuevas posibilidades; inicialmente, porque ameniza la inexorabilidad del envejecimiento cronológico y comparte con los individuos y la sociedad al menos una parte de las palancas que activan el envejecimiento biológico. Prevenir o revertir el desarrollo de la fragilidad física por medio de la práctica de ejercicio físico y hábitos de vida saludables sería equivalente a mantenerse joven biológicamente. Esa idea es consistente, porque está basada en resultados de investigación recientes, que demostraron que intervenciones amplias sobre hábitos de vida son capaces de alargar telómeros (Ornish et al. Lancet Oncol 2013; 14:1112-20) –otro marcador del envejecimiento biológico–, lo que sería equivalente a “dar cuerda” al reloj biológico de las personas. Adicionalmente, este puede ser un argumento potente para influenciar positivamente cambios en el estilo de vida. Por ejemplo, hay evidencias de que informar a los fumadores sobre su “edad pulmonar” puede duplicar la proporción de pacientes abandonando el tabaquismo (Parkes et al. BMJ 2008; 336:598-600). Finalmente, la noción de fragilidad física amplía las posibilidades de desarrollo de estrategias de prevención, con el fin de que alcancemos como sociedad la tan anhelada “compresión de la morbilidad”, donde el aumento de la longevidad poblacional esté acompañado por reducciones en la frecuencia o aplazamiento en la ocurrencia de incapacidad funcional (Fries et al. J Aging Res 2011; 2011:261702).

Reflexionar sobre la fragilidad física desde la perspectiva de sus determinantes sociales, como indica la revisión de Mello et al., refuerza el debate sobre la necesidad de políticas públicas dirigidas a la disminución de las iniquidades sociales, como forma de promover el envejecimiento saludable y activo en términos poblacionales. Las futuras revisiones sobre este tema deben construir síntesis cuantitativas sobre la fuerza de las asociaciones entre determinantes sociales y fragilidad física, además de englobar otras formas de diagnóstico de este síndrome. Finalmente, cabe incluso resaltar que los conceptos de fragilidad psicológica y social permanecen inacabados, como lagunas de conocimiento fértiles para investigaciones y enfoques futuros en salud pública.

Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    Jun 2014
Escola Nacional de Saúde Pública Sergio Arouca, Fundação Oswaldo Cruz Rio de Janeiro - RJ - Brazil
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