Brasil vive un período histórico difícil: inestabilidad política, inseguridad jurídica, crisis económica, ataques sistemáticos a los derechos sociales y laborales, a las políticas y universidades públicas, acompañados de recortes presupuestarios y privilegios crecientes al mercado, incluso en el ámbito de la ciencia y tecnología. Los agentes que dirigen este movimiento regresivo, que pretenden anular la Constitución de 1988, subordinar clases y crear grupos sociales subalternos, son los mismos que, históricamente, siempre se opusieron a la distribución de renta y a la profundización de la democracia.
La esperanza y la desesperanza son socialmente coproducidas. El patrón predominante de subjetivación entre la mayoría de las brasileñas y brasileños es el de indignación, no obstante, bajo una forma de inconformismo inconsecuente, puesto que está acompañada de indiferencia, pasividad y desconfianza.
Un contexto sombrío.
Un contexto que procede también de la incapacidad de quienes están descontentos y no oponen resistencia efectiva a este proyecto conservador. La crisis del país también es resultado de la postura inadecuada de partidos políticos y de movimientos sociales que tuvieron un papel decisivo en la constitución del Sistema Único de Salud (SUS), de los derechos civiles, sociales y políticos. Los poderosos tienen la culpa principal de la crisis del país, sin embargo, nadie es absolutamente inocente. Para repensar Brasil es necesario que reflexionemos sobre la organización y prácticas de la reforma sanitaria, de las entidades de representación y de los movimientos sociales como un todo.
La Associación Brasileña de Salud Colectiva (Abrasco), en los últimos años, ha actuado a partir de este entendimiento, buscando fortalecer y perfeccionar la democratización del Estado, de la sociedad y, en consecuencia, de nuestra propia asociación. Hemos usado una expresión significativa: “la esperanza somos nosotros... y los otros” para indicar que la resistencia y las transformaciones sociales dependerán de las personas, de nuestra capacidad de militancia y de coordinación. Sean cuales sean los desatinos de los poderosos, de lo grave que esté la situación general, necesitamos cumplir con nuestro deber: defender el SUS, nuestros proyectos, el derecho a la salud, a la universidad pública. Para conseguir llegar con éxito a buen puerto en esta empresa, tendremos también que repensar la manera en la que hacemos política, el modo en el que lidiamos con las diferencias y conflictos.
La organización del Abrascão 2018 se ha venido realizando dentro de ese espíritu: consideramos las directrices de inclusión y diversidad y, con esa finalidad, tratamos de ampliar la interrelación entre los asociados, Grupos Temáticos (GT), comisiones, estudiantes, trabajadores del SUS, investigadores, movimientos sociales, para la definición de los rumbos de la Abrasco y la organización del Abrascão.
Defender el SUS, los Derechos Sociales y la Democracia fue el lema escogido para el XII Congreso. Temas esencialmente políticos. La programación del Congreso, no obstante, será más amplia, incluirá debates sobre producción científica en todos los campos de la salud: arbovirosis, atención primaria, violencia, desigualdad, ambiente, ciudades, cuidado en salud, etc. El lema del Abrascão indica una prioridad, un enfoque.
Existen previsiones de que contaremos con de ocho a diez mil participantes.
Los trabajos científicos enviados por investigadores o grupos son uno de los ejes fundamentales del Congreso. La Comisión Científica definió que todos los trabajos aprobados serán presentados oralmente y formarán parte de mesas de debate. Estos grupos de discusión están siendo organizados por áreas temáticas.
Otra modalidad de intercambio científico y cultural son las mesas redondas y ponencias. Este año abrimos la inscripción para que asociados, grupos, entidades y movimientos presentaran propuestas de temas y lista de invitados. Apelamos a la participación y recibimos más de 300 propuestas que la Comisión Científica ha seleccionado, basada en una serie de criterios, como diversidad regional, equidad de género, étnica, generacional, inclusión de las diversas áreas de la Salud Colectiva, prioridades del Congreso, variedad de composición de expositores y ponentes -existen mesas con científicos, representantes de movimientos sociales, activistas, estudiantes, etc. La organización del pre-congreso se está produciendo dentro de una misma lógica.
Asimismo, se ofrecerán Grandes Debates en los que pretendemos analizar los problemas políticos y sanitarios, estimulando -mediante el diálogo- el trazado de caminos y estrategias para superarlos.
Abriremos también una discusión sobre los desafíos de la Salud Colectiva. Estimulando tanto el debate histórico, como también pensando su futuro. Uno de los desafíos de la Salud Colectiva es el SUS, y otro es garantizar el espacio para la investigación, ciencia y tecnología, políticas públicas. ¿Cómo enfrentar epidemias, cómo repensar la sociabilidad contemporánea, la desigualdad de renta y de poder, violencia, asesinatos, accidentes de tráfico, degradación urbana y ambiental? Para más allá del SUS habría que detenerse sobre la especificidad de la Salud Colectiva y sobre su papel sanitarista.
El Congreso pretende ejercer algo de influencia sobre la opinión pública brasileña, divulgando, al final, un Cuaderno sobre salud, derechos y democracia. Tratar de implicarse en el debate político, ético y cultural que se está desarrollando en la sociedad brasileña; también en relación con las elecciones generales de 2018. Con esta finalidad, deberemos realizar una síntesis de lo discutido en el Congreso, divulgándolo como un Proyecto -con un esbozo de análisis y directrices referentes al futuro de la nación-. No se trata de apoyar candidatos específicos, los movimientos sociales deben tener autonomía en relación a los partidos políticos, no podemos perdernos en la necesaria división que forma parte de la democracia. Vamos a intentar influenciar a las personas para que escojan a sus candidatos, a partir de su compromiso con el SUS, con la democracia, derechos de género, inclusión social, diversidad.
La propia elección del lugar de realización del Congreso, la ciudad de Río de Janeiro y la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), representa nuestra indignación contra la negligencia de nuestras autoridades, en lo referente al bienestar y justicia social. Realizar el Congreso en la Fiocruz es rehacer y repensar la trayectoria de la Salud Pública a la Salud Colectiva; es enfatizar que las organizaciones públicas son necesarias y tienen capacidad de funcionar con efectividad y eficiencia. El pre-congreso estará acogido por la Universidad del Estado de Río de Janeiro (UERJ), que tuvo un papel central en la constitución de la Salud Colectiva y es símbolo de las universidades públicas comprometidas con la sociedad.
La comisión organizadora local, compuesta por estudiantes, docentes y funcionarios de las universidades públicas del estado de Río de Janeiro y de la Fiocruz, por trabajadores del SUS y representantes de movimientos sociales de la región, a pesar de las restricciones financieras, han estado desarrollando un trabajo creativo para la realización del Congreso en los diferentes campus de la Fiocruz y de la UERJ. La accesibilidad es otro punto fuerte por la variedad inmensa de espacios -en tiendas, estands, mesas redondas, donde habrá actividades organizadas por las bases más allá de la programación oficial-, transporte integrado con el sistema de metro durante el Congreso, seguridad, presentaciones culturales; en fin, cosas que quedarán seguro grabadas en nuestra memoria.
El Congreso será nuestro y su éxito dependerá de cada uno de los participantes.
Fechas de Publicación
- Publicación en esta colección
19 Feb 2018