Investigación experimental de la equinococosis canina a partir de quiste hidatídico de origen porcino en México*
Experimental investigation of canine echinococcosis from swine hydatic cyst in Mexico
Ismael Zuñiga-A, Carlos J Jaramillo-A, José J Martínez-M y Jorge Cárdenas-L
Instituto Colombiano Agropecuario. Bogotá, Colombia. (IZA), Departamento de Medicina Preventiva. Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (CJJA, JJMM, JCL)
Descriptores Equinococosis. Infecciones por cestodos. | Resumen Objetivo Métodos Resultados Conclusiones |
Keywords Echinococcosis. Cestode infections. | Abstract Objective Methods Results Conclusions |
Descritores Equinococose. Infecções por cestóides. | Resumo Objetivo Métodos Resultados Conclusões |
INTRODUCCIÓN
La hidatidosis es una ciclozoonósis, producida por la fase larval de Echinococcus sp, que afecta al hombre, animales domésticos y algunos silvestres. Los estados adultos viven en diversos mamíferos carnívoros, de los cuales el perro es el más común7.
América Latina es una de las áreas del mundo con altas prevalencias de E. granulosus, sobre todo en países como Argentina, Chile, sur de Brasil, Uruguay y Perú2.
En México, no obstante que se han realizado pocos estudios sobre la enfermedad, el estado adulto en perros ha sido notificado en la ciudad de México12 y Jalisco6. Sin embargo, en Monterrey16 y el Distrito Federal4 no fue posible encontrarlo.
La fase larvaria del cestodo o hidatidosis, constituye un problema económico y de salud. En la industria pecuaria se refleja en pérdidas por decomiso de vísceras, especialmente de hígados17, mientras que en los humanos afecta sobre todo a personas en edad productiva, cuyo tratamiento es costoso2,5.
La epidemiología de la enfermedad se relaciona con el ciclo del parásito y con el tipo de huéspedes intermediarios y definitivos específicos, presentando ciclos perro-especies domésticas y carnívoros-especies silvestres7.
El diagnóstico en perros para la identificación del cestodos adulto en materia fecal se hace mediante un tratamiento con bromhidrato de arecolina14. Por su parte, Euzeby señala la búsqueda de huevos en la región perianal y en las glándulas paranales7. Una gran ayuda es el aislamiento del cestodos a partir de raspado de mucosa de intestino delgado7.
No obstante, los estudios hechos en perros, es evidente que la equinococosis no ha sido valorada todavía como un problema de salud pública o animal para México. Si bien su presencia está demostrada, su epidemiología no ha sido suficientemente estudiada y se ignoran aspectos relacionados con el ciclo, asi como la especie de Echinococcus, la cual no está debidamente dilucidada.
El propósito del presente trabajo fue la reproducción experimental del estado adulto del parásito, conocer el comportamiento clínico del perro durante el proceso de infección y clasificar taxonómicamente la especie de Echinococcus encontrada, con el fín de contribuir a la caracterización de la enfermedad en las circunstancias de México.
MÉTODO
Reproducción del Estado Adulto de E. granulosus
Se utilizaron 8 perros; 5 infectados y 3 testigos, de ellos seis fueron hembras y cuatro machos, con edades de entre tres y seis meses, con peso y tamaño similares.
Previo a la infección los animales fueron evaluados mediante exámenes clínicos, así como la aplicación de 2 tratamientos contra endo y ectoparásitos. Se les aplicó doble vacunación contra moquillo, hepatitis y leptospirosis, se les practicaron exámenes coproparasitológicos mediante flotación y tamizado y se efectuaron biometrías hemáticas y medición de globulinas, los resultados fueron empleados para el desarrollo del modelo clínico.
Infección del grupo de estudio y reproducción del estado adulto de E. granulosus A los animales del grupo experimental se les administró vía oral 2 g de membrana germinativa de quistes viables, obtenidos de dos hígados de porcinos infectados.
Los animales se sacrificaron cada 5 días, iniciándose a los 35 días posinfección y luego con intervalos de 5 días, para terminar el día 55.
Modelo Clínico de la Equinococosis en Perros
Evaluación clínica A los perros de ambos grupos se les evaluó diariamente la frecuencia cardíaca y respiratoria, la temperatura, mucosas, nódulos linfáticos, campos pulmonares, glándulas paranales, pelaje, presencia o no de diarrea, vómito y prurito anal.
Recuento leucocitario A cada animal se le tomó muestras de sangre, la primera un día antes de la infección y las siguientes con intervalos de cinco días, hasta su sacrificio.
Exámenes coproparasitoscópicos Se realizaron a partir del día 30 posinfección mediante flotación y sedimentación3, para identificar oncósferas o el parásito adulto.
Medición de proteínas plasmáticas Se hicieron determinaciones de globulinas alfa, beta y gamma mediante electroforesis3.
Identificación Morfológica de E. granulosus
Se hizo mediante estudios morfológicos y de clasificación4,13, en 50 parásitos obtenidos de raspado de mucosa del intestino delgado de los animales sacrificados.
Análisis Estadístico
Se hizo mediante un análisis de varianza factorial con bloques anidados, cuyo modelo incluyó efecto de grupo, efecto de tiempo, interacción grupo-tiempo y el efecto de perro como bloque anidado en grupo15.
RESULTADOS
Examen clínico - Los animales infectados y testigos no mostraron variaciones en las constantes fisiológicas observadas. En ambos grupos, el estado de las mucosas, pulso, reflejo tusígeno y deglutorio, así como el tiempo de llenado capilar fue normal, no observándose vómito, prurito anal ni inflamación de glándulas paranales.
Las frecuencias cardíaca y respiratoria mostraron variaciones significativas en el tiempo (P < 0,01) sin diferencias entre grupos (P > 0,05).
La temperatura no presentó variaciones significativas, estando dentro de lo normal.
El número de leucocitos y células segmentadas mostró variaciones entre los grupos y en el tiempo (P< 0,01). Con valores más altos en el grupo testigo alcanzando niveles máximos hacia el día 35 (Figuras 1 y 2).
Las células banda mostraron diferencias estadísticamente significativas entre grupos y entre días (P<0,01) con tendencia similar en ambos grupos, presentando los animales tratados valores mayores que los testigos (Figura 3).
Los linfocitos, monocitos, eosinófilos y basófilos mostraron variaciones significativas en el tiempo (P<0,01) sin diferencias entre grupos (P > 0,05).
Globulinas - La cantidad de alfa-globulinas mostró variación entre los grupos (P<0,05), el grupo infestado presentó valores más altos que los normales (Figura 4).
Beta y gamma-globulinas no mostraron variaciones significativas ni entre grupos ni en el tiempo (P>0,05).
Hallazgos coprológicos - Sólo se encontró un perro del grupo infectado con huevos de E. granulosus el día 51 posinfección y un ejemplar del cestodo grávido.
Otras determinaciones - La hemoglobina, hematocrito y glóbulos rojos no mostraron variaciones significativas entre los grupos (P > 0,05) pero si un efecto lineal en el tiempo (P < 0,01).
Las proteínas plasmáticas mostraron diferencias significativas entre los grupos (P < 0,01) con valores mayores y dentro de los normales para los testigos a lo largo del tiempo.
Las albúminas presentaron variaciones entre los grupos (P < 0,1), siendo mayor entre los testigos.
En la Tabla 1, se resumen los promedios obtenidos para las variables anteriores entre el grupo experimentalmente infectado y el grupo testigo.
Hallazgos a la necropsia - A partir del día 35 posinfección y con intervalos de 5 días se sacrificaron los animales infectados y en el día 55 los del grupo testigo. En todos los animales del primer grupo se encontró E. granulosus a nivel de yeyuno y en uno en ileon. En los perros testigos no se encontró especie alguna de parásitos.
Características morfológicas de los cestodos de perros infectados experimentalmente - En los cánidos infectados, se encontraron estróbilos inmaduros, maduros y grávidos a partir del día 35 posinfección, observándose un mayor número en el último animal sacrificado.
La clasificación morfológica se efectuó en 50 especímenes, 10 de cada uno de los perros sacrificados. El número de proglótidos en 49 (98%) de los cestodos fue de 3, de los cuales 18 (36%) estaban grávidos.
La longitud de los estróbilos fluctuó entre 1,6 y 2,6 mm y la de sus proglótidos grávidos entre 0,9 y 1,6.
El número de ganchos (largos y cortos) varió entre 31,4 y 33,6, la longitud de los ganchos largos fue de 0,081 a 0,09 mm y la de sus mangos de 0,034 y 0,041 mm; en cuanto a ganchos cortos, su longitud estuvo entre 0,034 y 0,047 mm y la de sus mangos entre 0,016 y 0,02 mm (Tabla 2).
DISCUSIÓN
La reproducción de la fase adulta del parásito sólo se realizó con protoscólices de quistes de origen porcino, ya que los encontrados en bovinos no fueron viables.
La variación encontrada entre las frecuencias cardíaca y respiratoria en tiempo, probablemente obedece a cambios fisiológicos propios de la edad.
Las variaciones en los niveles leucocitarios con diferencias significativas entre grupos en el tiempo no permiten definir si realmente hay efecto del parásito sobre ésta variable ya que puede influir el estado general de los animales al entrar al experimento, por las diarreas y afecciones de piel que sufrieron algunos y posiblemente porque siendo el parasitismo una enfermedad crónica sea necesario hacer mediciones durante períodos más largos. En contraposición Jenkins8, en cachorros libres de helmintos obtenidos de perras antes del parto no encontró cambios hematológicos significativos al sacrificarlos con intervalos de 5 días hasta el día 30 posinfección.
En cuanto a las proteínas séricas, se sabe que su variación es indicativo de muchas patologías y que su evaluación debe tomar en cuenta tanto la edad como el estado nutricional de los animales, observándose que en los perros todas las fracciones tienen tendencia a cambiar cuantitativamente en condiciones variadas. Lo anterior debe considerarse al valorar las diferencias que las alfa-globulinas presentaron entre los grupos y no aspectos que tengan que ver con la enfermedad; la ausencia de variación en beta-globulinas confirma que son en general las que menos varían, con respecto a las gamma-globulinas si bien es cierto que no muestran diferencias entre los grupos, en los animales tratados se observaron valores mayores que en los testigos a partir de los 30 días lo cual se asemeja a lo observado por Jenkins8 y descrito por Benjamin1 en el sentido de que éstas se elevan en casos de equinococosis.
Los hallazgos coproparasitoscópicos en el día 51 posinfección corroboran lo observado en otro estudio9. Lo que permite sugerir que la excreción de cestodos y huevos en la materia fecal se dió desde antes del día 51, constituyendo el mayor riesgo de difusión de la enfermedad.
Los valores para hemoglobina, hematocrito y glóbulos rojos, no muestran diferencias entre los grupos pero si una tendencia a incrementarse con el tiempo lo cual permite suponer que a pesar de la infección, los niveles siguen aumentando, pero con valores por debajo de lo normal de acuerdo a su edad1, seguramente como consecuencia de su mala condición previa a la infección1.
El hecho de no encontrar signos que se puedan considerar compatibles con un proceso mórbido, ni variaciones fisiológicas asociadas al mismo no permitió la elaboración de un modelo clínico como tal, pero si suponer que no se dio un parasitismo propiamente dicho, si no más bien un comensalismo en el que el cestodos saca provecho de su hospedador definitivo sin causarle mayores problemas.
Por esta razón, es posible afirmar que la enfermedad en el perro no tendría implicación como problema económico, ya que el costo de la misma no va más alla del precio del diagnóstico y tratamiento, pero si tendrá valor considerable al implementar programas de control en esta especie, por su papel como difusor del parásito al humano y a los animales domésticos generando problemas de salud pública y pérdidas económicas por la atención de la enfermedad, por el costo de las incapacidades en los humanos y por el valor de las vísceras decomisadas de animales de abasto1,5.
El hallazgo de formas inmaduras, maduras y grávidas del cestodos, hace pensar que antes del día 35 ya hubiesen ejemplares desarrollados, manteniéndose en este estado después del día 55; Yastreb observó el desarrollo de una cepa porcina a los 58,8 días y el de una ovina a los 48,3, además, encontró parásitos adultos con cepas de las mismas especies a los 365 días después de la infección18, Mankhaeva et al.10, en perros esquimales observaron madurez del cestodo entre 36 y 54 días.
Lo encontrado en este trabajo permite compararlo considerando las similitudes con E. granulosus13,18.
El que 98,0 % de los estróbilos tuvieron tres proglótidos, se relaciona con lo encontrado por diversos autores donde se notifica un rango de entre 2 y 413,18.
Yamashita después de 15 días de infección encuentra 3 segmentos incluyendo escolex que aumentan con el desarrollo y que en el estado grávido pueden tener 4 y aun hasta 5. La longitud del estróbilo, presenta una variación similar a la encontrada por los autores referidos anteriormente13.
El número de ganchos, la longitud tanto de los largos y cortos, así cómo en la de sus mangos también presenta variaciones, dentro de los rangos observados tanto de parásitos procedentes de cerdos11.
La comprobación del quiste, la determinación de huéspedes intermediarios así como del definitivo que es característico de E. granulosus, el hallazgo del cestodos en animales infectados naturalmente, la reproducción experimental del estado adulto del parásito, la descripción de las características morfológicas y los hallazgos de la respuesta inmune, permiten aseverar que en la región de estudio la cepa encontrada se puede clasificar como E. granulosus de origen cerdo-perro.
Todo esto permite asegurar que la hidatidosis está produciendo pérdidas a la industria pecuaria regional. Del impacto sobre la población humana no existe información. Según Euzeby,7 la variedad humana más común es la ovina que normalmente hace su ciclo en cánidos y que otras formas de transmisión al hombre de otras cepas aún no están bien estudiadas; se sabe que la cepa ovina afecta al porcino, pero que la de éste no afecta al ovino por lo menos en las cepas Polacas y Rusas, pero no así en la Búlgara donde la cepa ovina sólo afecta al ovino, mientras que la cepa porcina puede afectar a ovino y porcino de tal manera que si el porcino afecta al hombre debe ser a través de un puente en el ovino.
CONCLUSIÓN
El presente trabajo abre la posibilidad de ampliar el conocimiento de la enfermedad, determinar el comportamiento en otras especies como bovinos, caprinos, equinos y ovinos de la cepa encontrada en cerdos; estudiar en fauna silvestre si los coyotes y zorros existentes en la región participan en el mantenimiento del ciclo de la parasitosis; y evaluar la situación de la población humana de la región de estudio respecto a la enfermedad.
AGRADECIMIENTOS
A la María Esther Pérez Vargas y Jesús Báez, Profesores de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la Universidad Autónoma de Zacatecas. Además al Departamento de Pequeñas Especies y Patología de la FMVZ-UNAM.
REFERENCIAS
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Correspondencia para/Correspondence to:
Carlos J. Jaramillo-A.
Ciudad Universitaria 04510 México, D.F.
Recibido en 30.4.1998. Reapresentado en 29.9.1998. Aprobado en 1.12.1998.
*Presentado en el X Congreso Nacional de Parasitología. Cuernavaca, Morelos. México, 1992.