• Plasma lipids and other cardiovascular risk factors in Costa Rican adolescents Articles

    Irwig, Michael S.; Siles, Xinia; Gotto, Jr., Antonio M.; Rifai, Nader; Campos, Hannia

    Resumo em Espanhol:

    En este estudio se investigaron los lípidos plasmáticos y otros factores de riesgo cardiovascular en adolescentes de un país latinoamericano en desarrollo y se compararon con los factores de riesgo de los adolescentes de los Estados Unidos de América (EUA), en los que el riesgo de cardiopatía es alto. El estudio, de tipo transversal, se realizó entre septiembre de 1998 y abril de 1999, y recogió datos de 161 adolescentes costarricences de 12 a 20 años de edad. Mediante un cuestionario general se registró la información demográfica, socioeconómica, obstétrico-ginecológica y sobre el consumo de tabaco. Se efectuaron mediciones antropométricas, se registró la tensión arterial y se obtuvieron muestras de sangre en ayunas. Los varones costarricenses tenían concentraciones totales de colesterol inferiores a las de las mujeres costarricenses (media ± error estándar de la media (EEM) 149 ± 6,5 mg/dL frente a 158 ± 6,3 mg/dL). Esto se debió, sobre todo, a las menores concentraciones de colesterol de las lipoproteínas de alta densidad (HDL) en los hombres que en las mujeres (media ± EEM, 38 ± 2,0 mg/dL frente a 44 ± 2,4 mg/dL). En comparación con los adolescentes de los EUA, los de Costa Rica tenían menores niveles de colesterol total, debido sobre todo al colesterol de las HDL. Los costarricenses de ambos sexos tenían concentraciones de colesterol de las lipoproteínas de baja densidad (LDL) similares a las de los grupos correspondientes en los EUA y mayores razones LDL/HDL. Por tanto, en comparación con los adolescentes de los EUA, los costarricenses tenían un perfil lipídico adverso, como demuestra la mayor razón LDL/HDL. La prevalencia del sobrepeso en Costa Rica fue del 13%, cercana al 15% global de los EUA.

    Resumo em Inglês:

    This study assessed plasma lipids and other cardiovascular risk factors in adolescents in a developing Latin American country and compared those risk factors to those of adolescents in the United States of America, where the risk of heart disease is high. In a cross-sectional study, data were collected from September 1998 to April 1999 on 161 Costa Rican adolescents between the ages of 12 and 20. A general questionnaire was used to collect demographic, smoking, socioeconomic, and women's health data. Anthropometric measurements, blood pressure, and a fasting blood sample were taken. The Costa Rican males had lower levels of total cholesterol than did the Costa Rican females (mean ± standard error of the mean (SEM), 149 ± 6.5 mg/dL vs. 158 ± 6.3 mg/dL). This was mainly due to lower high-density lipoprotein (HDL) cholesterol in males than in females (mean ± SEM, 38 ± 2.0 mg/dL vs. 44 ± 2.4 mg/dL). As compared to the United States, adolescents in this study had lower levels of total cholesterol, largely due to lower HDL cholesterol. Both genders of Costa Ricans had levels of low-density lipoprotein (LDL) cholesterol that were similar to those of counterpart groups in the United States. Costa Rican male and female adolescents had higher LDL/HDL ratios than did their United States counterparts. Therefore, as compared to the United States, Costa Rican adolescents have an adverse lipid profile as demonstrated by a higher LDL/HDL ratio. Overweight prevalence in Costa Rica was 13%, approaching the 15% overall level of the United States.
  • Parenting and physical punishment: primary care interventions in Latin America Articles

    López Stewart, Carmen; George Lara, Miriam; Herrera Amighetti, Luis Diego; Wissow, Lawrence S.; Gutierrez, Maria Isabel; Levav, Itzhak; Maddaleno, Matilde

    Resumo em Espanhol:

    El castigo corporal representa una forma de violencia que acarrea consecuencias mentales adversas en el corto y largo plazo. No obstante, es una de las formas más frecuentes de violencia personal y en muchos casos comienza cuando el niño aún no ha cumplido un año de edad. El objetivo del presente estudio fue determinar la factibilidad de utilizar a proveedores de atención primaria del sector público para explicar a los padres que hay otras opciones diferentes del castigo corporal. El estudio tuvo un diseño cualitativo y se valió de grupos de enfoque y formularios de encuesta para padres y proveedores de atención en seis centros ambulatorios que fueron elegidos como muestra representativa de los consultorios públicos de Costa Rica y de la zona metropolitana de Santiago, Chile. Los datos se recolectaron en 1998 y 1999. En los grupos de enfoque y las encuestas los padres expresaron diferentes opiniones sobre el castigo corporal. La mayoría reconocieron que la práctica estaba difundida, pero la colocaron en la lista de conductas punitivas que menos les gustaban. Su frecuencia mostró una correlación positiva con la creencia en su efectividad por parte de los padres y una correlación inversa con la satisfacción de los padres con la conducta de sus hijos. Algunos padres querían aprender más acerca de las formas de disciplinar a los hijos; otros querían que se les ayudara a sobrellevar las presiones de la vida que, según ellos, los hacían recurrir al castigo corporal. Los padres dijeron haber acudido a otros miembros de la familia como fuentes de información sobre la disciplina de los hijos con mayor frecuencia que a proveedores de atención de salud. A algunos padres les parecía que estos proveedores siempre andaban con demasiada prisa y que no poseían conocimientos suficientes para darles buenos consejos. Por otra parte, los proveedores de atención se sentían poco preparados para contestar las preguntas de los padres, pero muchos expresaron el deseo de recibir capacitación adicional. Tanto los padres como los proveedores de servicios estuvieron de acuerdo en que las limitaciones de tiempo, espacio y recursos planteaban barreras que impedían que se hablara del castigo de los hijos en el consultorio. A muchos padres y proveedores les gustaría que se creara un programa sobre el castigo corporal en el contexto de la atención primaria. Un programa de esa naturaleza tendría que adaptarse a las diferencias locales en cuanto a las actitudes de los padres y el personal y a la organización de los consultorios. Los proveedores de atención de salud necesitan un mayor adiestramiento sobre la disciplina de los niños y deben adquirir las habilidades indispensables para comunicarse con los padres sobre la conducta de sus hijos.

    Resumo em Inglês:

    Physical punishment is a form of intrafamilial violence associated with short- and long-term adverse mental health outcomes. Despite these possible consequences, it is among the most common forms of violent interpersonal behavior. For many children it begins within the first year of life. The goal of this study was to determine the feasibility of involving public sector primary health care providers to inform parents about alternatives to physical punishment. The study used a qualitative design utilizing focus groups and survey questionnaires with parents and providers at six clinic sites chosen to be representative of public sector practice settings in Costa Rica and in metropolitan Santiago, Chile. The data were collected during 1998 and 1999. In the focus groups and surveys the parents voiced a range of opinions about physical punishment. Most acknowledged its common use but listed it among their least preferred means of discipline. Frequency of its use correlated positively with the parents' belief in its effectiveness and inversely with their satisfaction with their children's behavior. Some parents wanted to learn more about discipline; others wanted help with life stresses they felt led them to use physical punishment. Parents reported they chose other family members more frequently as a source of parenting information than they did health care providers. Some parents saw providers as too rushed and not knowledgeable enough to give good advice. Providers, in turn, felt ill equipped to handle parents' questions, but many of the health professionals expressed interest in more training. Parents and providers agreed that problems of time, space, and resources were barriers to talking about child discipline in the clinics. Many parents and providers would welcome a primary-care-based program on physical punishment. Such a program would need to be customized to accommodate local differences in parent and provider attitudes and in clinic organization. Health care professionals need more training in child discipline and in the skills required to interact with parents on issues relating to child behavior.
Organización Panamericana de la Salud Washington - Washington - United States
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