¿Cómo se hizo pensable la idea de que los humanos son esencialmente sus cerebros? ¿Por qué debe considerarse una 'creencia' y no la articulación o el corolario de un 'hecho científico' demostrado? ¿Cómo se expresa en nociones y prácticas en una amplia variedad de ámbitos en muchas sociedades contemporáneas? ¿Ello modela realmente la vida de las personas y, en caso afirmativo, cómo y en qué medida?11 Vidal F, Ortega F. Being Brains. Making the Cerebral Subject. New York: Fordham University Press; 2017.. Pocas veces un libro revela tal nivel de transparencia y claridad desde sus primeras líneas. Being brains: Making the cerebral subject, publicado por Fordham University Press el año 2017, sintetiza el trabajo personal y colectivo de Fernando Vidal y Francisco Ortega durante más de una década, con el objetivo de brindar densidad conceptual y crítica a la discusión en torno a la visión “neurocéntrica” de la subjetividad humana.
La concepción de que “somos lo que nuestro cerebro hace”, una de las ideas más influyentes en los debates de nuestro tiempo, no es algo reciente. Más allá de las discusiones entre “neuroescepticitas” y “neuro-entusiastas”, los autores rescatan la idea foucaultiana de la genealogía como una “historia del presente”. En este sentido, lejos de negar la tendencia de pensarnos a partir de nuestros cerebros y abordar el “giro neuro” como un hecho científico, nos invitan a pensar en dicho giro como una realidad psicológica, social y cultural. Como plantean: la proliferación y a veces el cómico abuso del prefijo neuro son pequeñas señales que confirman la existencia de un fenómeno de mayor escala.
El libro está organizado en cuatro capítulos. El primero de ellos (Genealogy of the Cerebral Subject) proporciona una mirada histórica de largo aliento. Propone rastrear, desde la segunda parte del siglo XVII, las raíces de lo que los autores llaman el “sujeto cerebral”, rescatando los debates de la época en torno a “localización del alma”, “la teoría corpuscular de la materia” y la “filosofía de la identidad personal” de John Locke. A partir de su definición de la identidad personal como una continuidad de la conciencia y la memoria, los intelectuales del siglo XVIII comenzaron a afirmar que el cerebro era la única parte del cuerpo que necesitamos para ser nosotros mismos. En otros términos, la noción contemporánea de que “somos nuestro cerebro” no representa una ruptura decisiva con las concepciones anteriores de la persona, sino que depende de debates científicos y filosóficos modernos que transformaron las nociones de persona e identidad personal. En el siglo XIX, este esencialismo motivó el inicio del estudio del cerebro en términos estructurales y funcionales, reafirmando el nexo cerebro-personalidad. Así, el “sujeto cerebral” es una consecuencia de la construcción del sujeto por la filosofía moderna: el sujeto cerebral fue habilitado por una temprana reconceptualización moderna de la identidad personal, independientemente de cualquier conocimiento naturalista sobre el cerebro. Desde el nacimiento de la frenología hasta los últimos avances en neuroimagen, el conocimiento y las representaciones neurocientíficas se han construido a partir de estas ideas fundamentales.
El segundo capítulo (Disciplines of the Neuro), proporciona una mirada a la historia reciente, específicamente, desde los años 90', periodo conocido como “la década del cerebro”. Los autores desarrollan cómo el prefijo “neuro” ha reconfigurado a las ciencias humanas y a sus correspondientes “sujetos” sobre la base del conocimiento relativo al cerebro. Asimismo, nos muestran que, si bien originalmente las preocupaciones de los estudios neurocientíficos estaban focalizadas en las funciones sensoriales o motoras, paulatinamente estas preocupaciones se han dirigido a temáticas que poseen potenciales implicancias éticas, legales, y sociales tales como vemos en los estudios de actitudes, violencia, preferencias políticas, o experiencias religiosas. De este modo, distintas disciplinas han adoptado el “giro neuro” adquiriendo un nuevo orden de legitimidad social: “neuroantropología”, “neuroeducación”, “neuromarketing”, entre otras.
El campo de la psiquiatría y salud mental contemporáneas conocen actualmente una triple crisis referida a sus sistemas diagnósticos, sus modelos explicativos y su eficacia terapéutica. El tercer capítulo (Cerebralizing Distress) nos muestra un aspecto crucial en este debate, la cerebralización del malestar psicológico, y una de sus declinaciones prácticas: la idea de que los trastornos mentales deben ser entendidos y tratados como trastornos cerebrales. ¿Qué hizo posible esta concepción neurobiológica de los trastornos mentales? Según los autores, al menos cuatro tendencias: la revolución psicofarmacológica (mitad del siglo XX), la biologización de la nosología de los trastornos mentales (DSM-III), la globalización de las categorías psiquiátricas y, por último, la búsqueda de biomarcadores apoyada por la imaginería cerebral y la epigenética. Tal como sugieren los autores, la revolución neurocientífica ha impactado más en la manera de (re)definir los problemas que en la producción de conocimientos o en la práctica clínica.
En este sentido, resulta particularmente interesante el análisis desarrollado en torno al autismo. Gracias al lenguaje “neuro”, ciertas formas de autismo han podido dejar de ser definidos en términos de discapacidad, y comenzar a ser comprendidos como un estilo de funcionamiento neurológico y cognitivo diferente. Desde este punto de vista, no se trataría sólo de una enfermedad, sino de una condición humana específica, una forma de vida alternativa. Según los autores, esta cerebralización del autismo puede contribuir a cosificar y naturalizar las diferencias entre personas con autismo y los llamados cerebros “neurotípicos”. En este sentido, las explicaciones neurobiologicas de los trastornos mentales producen efectos paradójicos: por un lado, liberan a los enfermos y a sus familiares de la responsabilidad frente a la condición; mientras que, por otro, generan identidades y grupos estigmatizados.
Por último, el cuarto capítulo (Brains on Screen and Paper) apunta a las formas que asume lo “neuro” en la cultura popular. Los autores destacan cómo el cine y la literatura abordan la identidad personal en términos de tener un cuerpo y ser un cerebro, y cómo estos productos culturales se constituyen en espacios para elaborar e interrogar lo humano en tanto sujeto cerebral. La propuesta de los autores es que, aunque las producciones cinematográficas o literarias comienzan tratando lo humano como sujetos cerebrales, estas terminan cuestionando el reduccionismo cerebral. En este sentido, esta ambivalencia constitutiva sería emblemática del estatuto del sujeto cerebral en mundo contemporáneo.
No cortex without context
Hasta aquí el/a lector/a podría pensar que estamos frente a otro libro más de “neuroescepticismo”. Pero no. El libro enfatiza en reiteradas ocasiones que la imagen cerebral de la acción humana que domina nuestras concepciones actuales de lo mental es menos el resultado del estudio de las estructuras cerebrales, que de un contexto sociocultural donde una visión de las personas centrada en el cerebro comienza a tener sentido. Se trata entonces de una creencia que organiza lo social, no de un resultado de investigación o de una revolución científica. Dicho de otro modo, la apropiación y el éxito del discurso cerebrocéntrico de las neurociencias depende menos de su valor científico y la efectividad clínica de sus prácticas, que de una metafísica de la naturaleza biológica del ser humano y la vida social.
En este sentido, el trabajo de Vidal y Ortega nos parece de mayor densidad histórica, complejidad epistemológica y antropológica que otros libros que se concentran en el debate neuroescéptico en torno a los postulados neurocientíficos (ver, por ejemplo, el trabajo de Forest22 Forest D. Neuroscepticisme. Les sciences du cerveau sous le scalpel de l'épistémologue. Paris: Ithaque; 2014.), pero también marca una diferencia respecto de aproximaciones que se centran en los efectos subjetivantes del desarrollo de conocimientos y prácticas ligadas a las neurociencias, transformando al neurochemical self en objeto de intervenciones biopolíticas (ver, por ejemplo, el trabajo de Rose y Abi-Rached33 Rose N, Abi-Rached J. Neuro: The new brain sciences and the management of the mind. New Jersey: Princeton University Press; 2013.). Del mismo modo, la atención depositada en las transformaciones sociales y normativas que enmarcan el discurso de las neurociencias, nos lleva a constatar cierta convergencia entre Being brains y el libro publicado por Alain Ehrenberg44 Ehrenberg A. La mécanique des passions: cerveau, comportement, société. Paris: Odile Jacob; 2018. el 2018. Para Ehrenberg, el proyecto naturalista de las neurociencias no sería sino la transposición de ideales sociales en un lenguaje científico. Así, las neurociencias formarían parte de un modelo antropológico que se desarrolla en un contexto social y moral en el que un conjunto de representaciones y expectativas del individuo autónomo, cuyas raíces históricas se encuentran en la ilustración escocesa (siglo XVIII), se proyectan hoy sobre el cerebro.
Being brains no sólo ofrece un profundo análisis histórico y epistemológico de las neurociencias, sino que demuestra de manera convincente que la concepción de que somos nuestro cerebro no sólo produce cambios en la manera de comprender la enfermedad mental y los idiomas del sufrimiento, sino que modela las formas en que los individuos se perciben, se expresan y orientan sus conductas. Saludamos con alegría la noticia de que podremos acceder a esta importante obra en portugués y castellano a partir del próximo año.
Referencias
- 1Vidal F, Ortega F. Being Brains. Making the Cerebral Subject New York: Fordham University Press; 2017.
- 2Forest D. Neuroscepticisme. Les sciences du cerveau sous le scalpel de l'épistémologue Paris: Ithaque; 2014.
- 3Rose N, Abi-Rached J. Neuro: The new brain sciences and the management of the mind New Jersey: Princeton University Press; 2013.
- 4Ehrenberg A. La mécanique des passions: cerveau, comportement, société Paris: Odile Jacob; 2018.
Fechas de Publicación
- Publicación en esta colección
20 Dic 2019 - Fecha del número
Ene 2020