EDITORIAL
Visibilidad, ¡desafío actual de la política editorial!
Hace ya más de una década, LaPorte et al. [BMJ 1995; 310(6991):1387-90] pronosticaban que las revistas del área de la salud, editadas en formato papel, deberían sufrir importantes cambios para no quedar obsoletas. Hoy en día no existe ninguna revista relevante que no disponga de su correspondiente versión electrónica.
Para los autores, publish or perish simboliza la manera "reconocida" de tener acceso a la elite científica, equivalente a tener publicaciones en revistas con "impacto". Para ello, las revistas necesitan poner a disposición de estos autores la posibilidad de citar sus artículos, y esto será tanto más factible, cuanto más disponible. Este hecho se favorece gracias a la edición electrónica. Y aunque todo parece igual, más aún si se considera la versión PDF, en verdad todo cambia: gestación, envío, almacenamiento y facilidad de recuperación, afectando a cada uno de los procesos intermedios. Sin embargo, a nadie se le escapa que la edición electrónica de una revista también produce un considerable aumento de su visibilidad, situación comprobada y reconocida por el propio Institute for Scientific Information/Thomson Scientific, promotor y mantenedor del Índice de Impacto (http://www.thomsonscientific.com/media/presentrep/ acropdf/impact-oa-journals.pdf).
La apuesta más firme en favor de la visibilidad nace con la Open Access Iniciative (OAI), movimiento a favor del acceso libre, permanente y gratuito a la literatura científica. La OAI tiene una importante implantación en el mundo iberoamericano, donde es objetivo destacar la aportación de la Scientific Electronic Library Online (SciELO), biblioteca virtual de literatura científica en ciencias de la salud a texto completo, vanguardia de la OAI con capacidad de generar indicadores bibliométricos y que acaba de cumplir su décimo aniversario.
Pero la OAI no es el único esfuerzo promovido por los Comités Editoriales de las revistas de las ciencias de la salud en pro de su visibilidad, también sería destacable, entre otros, la existencia de su propio website, la aplicación de metadatos para favorecer los protocolos de interoperabilidad (Dublin Core Metadata Iniciative), posicionar las publicaciones en las principales bases de datos bibliográficas, participar en colecciones de revistas, favorecer el uso de descriptores como palabras clave, apoyar acciones comunes entre revistas de una misma área del conocimiento [Culebras et al. Nutr Hosp 2006; 21(1):2-3], promover la publicación de artículos en diferentes idiomas, sobre todo en inglés [Barreto ML. Rev Saúde Pública 2006; 40(N Esp):79-85], adoptar los requisitos de los movimientos editoriales de mayor prestigio (comité de editores de revistas biomédicas), establecer enlaces desde los listados de referencias bibliográficas al texto completo del artículo al que se refieren, más siquiera si se trata de una referencia a la propia revista, suscitar la implantación de nuevos indicadores afines a la OAI (hits, downloads, visibility) y sobretodo mejorar la calidad de la publicación.
Todo ello, puede no producir resultado si no se cuenta con la colaboración del actor principal, el autor. Simplemente, contestémonos una pregunta: si la cita es un reconocimiento de una deuda intelectual hacia una fuente de información previa, ¿de dónde consigo la información y cómo facilito su localización?
Javier Sanz-Valero
Departamento de Enfermería Comunitaria, Medicina Preventiva y Salud Pública e Historia de la Ciencia, Universidad de Alicante, Alicante, España.
j.sanz.000@recol.es