La obesidad es reconocida hoy en día como una pandemia y, ya desde hace algunas décadas, ha sido incluida como prioridad en la agenda de políticas públicas en el ámbito internacional y nacional. No obstante, aunque se puedan observar progresos puntuales en determinadas realidades, ningún país ha conseguido controlar esta epidemia 11. Roberto CA, Swinburn B, Hawkes C, Huang TT-K, Costa SA, Ashe M, et al. Patchy progress on obesity prevention: emerging examples, entrenched barriers, and new thinking. Lancet 2015; 385:2400-9.. Entre las principales barreras para su control están: el lobby del sector privado comercial, la falta de capacidad y/o de voluntad política de los gobiernos para implementar políticas efectivas, la ausencia (o insuficiencia) de presión de la sociedad civil para la acción política y la escasa evaluación empírica de las medidas implementadas.
Las acciones que se han venido señalando como efectivas para la prevención de la obesidad son intersectoriales y abarcan el fortalecimiento de los sistemas alimentarios, que promuevan al mismo tiempo prosperidad, equidad, sostenibilidad ambiental y salud; la regulación de la publicidad de productos ultraprocesados y de aquella dirigida al público infantil; la mejora en el etiquetado de alimentos; la implementación de medidas fiscales que desanimen la adquisición de productos ultraprocesados y que animen a consumir alimentos in natura o mínimamente procesados; la promoción de ambientes alimentarios sanos; la promoción de la lactancia materna y de la alimentación complementaria sana; y el desarrollo de acciones de educación alimentaria y nutricional. Latinoamérica ha vivido experiencias innovadoras, como la de la tasación de refrescos en México, del nuevo etiquetado de alimentos en Chile y de la publicación, en Brasil y en Uruguay, de guías alimentarias, basadas en comidas, y que adoptan una clasificación de alimentos en función de su grado de procesamiento.
El registro y el análisis de iniciativas de control de la obesidad son fundamentales para la consolidación de medidas efectivas en diferentes realidades. En este contexto, es oportuna la publicación, en este número de los Cadernos de Saúde Pública, del artículo Obesidad y Políticas Públicas: Concepciones y Estrategias Adoptadas por el Gobierno Brasileño. Su lectura y las referencias citadas en él permiten observar que, durante las últimas dos décadas, el país avanzó no solamente en la implantación de medidas de carácter sectorial e intersectorial para la prevención y el control de la obesidad, sino que también invirtió esfuerzos en instancias de gobernanza intersectorial, como la Cámara Interministerial de Seguridad Alimentaria y Nutricional y el Consejo Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional.
Asimismo, en los últimos años, Brasil ha manifestado formalmente su voluntad política de luchar contra este problema de salud, sea mediante la firma de acuerdos internacionales, sea mediante la definición de metas en planes nacionales, como las establecidas en el Plan Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (PLANSAN) 2016-2019. Entre ellas están: detener el crecimiento de la obesidad en la población adulta; reducir en por lo menos un 30% el consumo regular de refrescos y zumo artificial (de 20,8% a 14% o menos de la población; y ampliar como mínimo un 17,8% (de 36,5% hasta un 43%) el porcentaje de adultos que consumen frutas y hortalizas regularmente.
No obstante, los compromisos asumidos internacionalmente, las estrategias plasmadas en las diferentes políticas y las metas establecidas en pactos intersectoriales, por parte del gobierno brasileño, no han sido traducidos en su gran mayoría en medidas concretas, estructuradoras y a gran escala. El resultado de todo ello es que la obesidad sigue aumentando en el país. La Encuesta Nacional de Salud, realizada en 2013, señaló que un 57% de la población adulta brasileña presentaba exceso de peso, mientras ese porcentaje era de un 50% en 2008-2009, según los resultados de la Encuesta de Presupuestos Familiares realizada en la época.
Dado que muchas de las acciones estratégicas para la prevención de la obesidad implicaban medidas regulatorias, que cercenan las prácticas mercadológicas de las grandes empresas, este cuadro que combina el aumento de la obesidad con la falta de implementación de políticas públicas dirigidas para su control tiende a agravarse en el actual escenario político-económico brasileño, marcado por el retorno agresivo de la agenda neoliberal, por la protección al gran capital y por el retroceso en la garantía de derechos humanos y sociales conquistados. Un ejemplo de esto es el desmantelamiento de las acciones del Estado en la promoción de sistemas sostenibles de producción y consumo de alimentos nutricionalmente adecuados 22. Santarelli M, Burity V, Silva LNB, Prates L, Rizzolo A, Rocha NC, et al. Da democratização ao golpe: avanços e retrocessos na garantia do direito humano à alimentação e à nutrição adequadas no Brasil. Brasília: Rede de Informação e Ação pelo Direito a se Alimentar; 2017..
Ante lo expuesto, poco se avanzará sin una actuación más incisiva y articulada de la sociedad civil, en el sentido de exigir que los compromisos asumidos y las metas establecidas en los últimos años para el control de la obesidad en nuestro país sean traducidos en acciones estratégicas, a larga escala. Paralelamente, también es necesario invertir en experiencias estatales y municipales que puedan servir de ejemplo e inspiración para otras realidades.
Las instituciones académicas tienen un papel fundamental en ese contexto, pues pueden tanto apoyar la incidencia política de la sociedad civil, así como subsidiar políticas públicas -de hecho efectivas- mediante la producción y la difusión de evidencias sobre este tema. En el ámbito de la producción de conocimiento, son muchas las lagunas y los desafíos. A título de ilustración, destaco aquí tres de ellos: elucidar mecanismos de determinantes de la obesidad diferentes al consumo excesivo de calorías y sedentarismo, como es el caso de los pesticidas y antibióticos presentes en los alimentos; profundizar en las investigaciones sobre los efectos del consumo de productos ultraprocesados por parte de niños pequeños, de forma que se complementen con evidencias científicas ya disponibles para la población en general que fundamentan (propuestas de) medidas regulatorias; y producir análisis de procesos políticos que implican prácticas políticas corporativas de las grandes multinacionales y conflictos de interés presentes en el proceso de implementación de políticas públicas. Las lagunas y los desafíos que deben priorizarse deben ser definidos mediante el diálogo entre las instituciones académicas y organizaciones de interés público que cuentan con el control de la obesidad en su agenda de actuación.
Finalmente, se ha de señalar que, pese a que haya lagunas y desafíos en el ámbito de la producción del conocimiento, las evidencias ya producidas son suficientemente robustas, contundentes y trazan caminos claros para acciones estructuradoras, dirigidas al control de la obesidad. No hay que esperar a conseguir que avancen las políticas públicas en esa área.
- 1Roberto CA, Swinburn B, Hawkes C, Huang TT-K, Costa SA, Ashe M, et al. Patchy progress on obesity prevention: emerging examples, entrenched barriers, and new thinking. Lancet 2015; 385:2400-9.
- 2Santarelli M, Burity V, Silva LNB, Prates L, Rizzolo A, Rocha NC, et al. Da democratização ao golpe: avanços e retrocessos na garantia do direito humano à alimentação e à nutrição adequadas no Brasil. Brasília: Rede de Informação e Ação pelo Direito a se Alimentar; 2017.
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27 Jul 2017