En el ámbito mundial, las enfermedades infecciosas son la segunda causa de muerte en el presente siglo. Se pueden encontrar las persistentes o endémicas, las reemergentes y las emergentes. La magnitud y la frecuencia de estas enfermedades varían según la región; dependen de las condiciones sociales, económicas, políticas y de infraestructura sanitaria de cada país.
Un mismo problema puede definirse de diferente manera dependiendo de la región y del momento en el que se evalúe. De esta forma, una enfermedad infecciosa como la tuberculosis puede tener diferentes grados de endemicidad en países desarrollados, en América Latina o en África, pero definitivamente es un problema persistente, a pesar de los grandes esfuerzos y logros en su control. La misma enfermedad se puede considerar reemergente en algunos países desarrollados de acuerdo con la situación migratoria o la presencia de poblaciones inmunocomprometidas y, al mismo tiempo, emergente en relación con la aparición y diseminación de las cepas de Mycobacterium tuberculosis MDR o XDR. Esta misma situación se da todos los días con los microorganismos que se hacen resistentes a los antibióticos de uso común y, en particular, cuando producen infecciones asociadas con la atención de la salud. Éste es el caso, por ejemplo, del sarampión, la rubéola y el síndrome de rubéola congénita, en los que se ha logrado la eliminación en la región de las Américas y avances significativos en otras regiones del mundo, pero cuyos brotes en países africanos, y aun en países desarrollados, representan una amenaza latente de reemergencia en aquellas regiones en control.
Respecto de enfermedades nuevas o emergentes, tan sólo en los 17 años que van de este siglo contamos con múltiples ejemplos: SARS, influenza H5N1, H1N1pdm09, H7N9, H3N2V, MERS-CoV, además de aquellas infecciones que ya se conocían desde hace varios años pero que estaban confinadas a regiones circunscritas específicas y que se han diseminado a otras regiones del mundo. Éste es el caso del reciente brote de Ébola en África centro-occidental, o de la llegada del Chikungunya y el Zika al continente americano. El impacto que estas enfermedades tienen sobre las poblaciones, además de afectar la salud, pone en riesgo la vida y su calidad de vida posterior, y afecta económica, social y hasta políticamente.
El Centro de Investigación Sobre Enfermedades Infecciosas (CISEI) fue creado, primero, como el Centro Nacional de Enfermedades Infecciosas (CNEI) en junio de 1984, con el decidido apoyo de Guillermo Soberón Acevedo, en ese entonces secretario de salud. Se trataba de un proyecto de largo tiempo planeado por Jesús Kumate Rodríguez, coordinador general de los Institutos Nacionales de Salud. La misión inicial del CISEI era “practicar estudios integrales de los padecimientos infecto-contagiosos identificados como uno de los principales problemas de salud del país. Dicho enfoque integral comenzaba en la investigación biomédica básica, para pasar a los estudios clínicos y a los ensayos de campo de nuevos procedimientos preventivos, diagnósticos y terapéuticos”. Más adelante, el centro cambiaría su nombre por el de Centro de Investigación sobre Enfermedades Infecciosas (CISEI), ya como parte del INSP al crearse éste el 26 de enero de 1987.
En 1987, el CISEI, la Escuela de Salud Pública de México, que había sido fundada en 1922, y el Centro de Investigaciones en Salud Pública (que cambiaría su denominación a Centro de Investigación en Salud Poblacional), que había sido creado el 20 de agosto de 1984, se integraron para crear el actual Instituto Nacional de Salud Pública.
Las líneas de investigación del CISEI han evolucionado de acuerdo con las prioridades de salud pública en enfermedades infecciosas y en el mundo: el CISEI inició estudios sobre infecciones de transmisión sexual, infecciones respiratorias, resistencia bacteriana, infecciones diarreicas -incluyendo cólera-, enfermedades prevenibles por vacunación y enfermedades transmitidas por vector como Chagas, dengue y paludismo. Después se sumaron investigaciones sobre infecciones crónicas y cáncer, inmunopatogénesis de infecciones trasmitidas por vector, tanto a nivel del hospedero como de los vectores que la transmiten, estudios de seroprevalencia de enfermedades prevenibles por vacunación, dinámica de transmisión de tuberculosis e interacción entre seres humanos, animales y ecosistema. Conforme ha avanzado la tecnología, se ha logrado incorporar nuevas líneas de investigación que incluyen estudios genómicos y proteómicos, en conjunto con estudios de diseño epidemiológico de campo.
En cumplimento con su misión, el CISEI, mediante investigación científica y rigurosa en enfermedades infecciosas, continúa generando conocimiento, formando recursos humanos y otorgando servicios para orientar y apoyar acciones en temas prioritarios de salud pública. Ejemplos en su agenda actual son los temas de investigación y servicios, resistencia bacteriana, enfermedades prevenibles por vacunación, tuberculosis, enfermedades de transmisión sexual y enfermedades transmitidas por vector, como dengue, Chikugunya, Zika, Chagas y Rikettsias.
Entender el comportamiento de las enfermedades infecciosas a través de diferentes niveles del conocimiento es, sin duda, el elemento básico de las estrategias de prevención, mitigación y control. La evidencia científica multinivel es esencial para una mejor preparación y respuesta. La labor ardua y continua durante los últimos 30 años ha posicionado al CISEI como un referente nacional en salud pública, por sus contribuciones en la generación del conocimiento científico sobre enfermedades infecciosas, desde investigación básica, aplicada y epidemiológica, así como en la formación de recursos humanos.
Dr. José Ignacio Santos Preciado.(1)
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Jan-Feb 2018