América Latina ha sido un semillero de movimientos sociales, las luchas por la justicia económica, política, cultural, sanitaria y medio ambiental, son apenas algunas cuestiones en donde los movimientos sociales han estado presentes a lo largo de varios siglos. Las comunidades que luchan por la justicia ambiental deben entenderse como parte de ese rasgo de colonialidad que vivimos desde la conquista y continuamos viviendo. Nos convertimos en las colonias de los imperios del siglo XV, de donde extraían las materias primas, primero para los imperios, después para las naciones del primer mundo, y hoy, para el capital global. En el trasfondo de esta colonización extractivista está la desigualdad social y la imprescindible lucha por la vida de una parte del mundo demandando justicia.
El tema del libro “Conflicto Ambiental en Valle de Huasco, Chile: Participación comunitaria en salud y movimientos sociales” de Esteban Hadjez11 Hadjez Berrios E. Conflicto ambiental en Valle de Huasco, Chile: participación comunitaria en salud y movimientos sociales. Guadalajara: Centro Universitario de Ciencias de la Salud; 2021. no podría ser más pertinente si consideramos el fenómeno tan actual del cambio climático y los movimientos sociales que lo acompañan.
A nivel macrosocial, o si queremos global, son visibles los movimientos sociales encabezados por activistas que han logrado convertirse en “influencer” en el tema del cambio climático. Baste recordar su papel en la última reunión mundial ambientalista, la “Cumbre del clima de Glasgow” en Reino Unido en 2021, cuya finalidad era que los países eliminaran la producción en base a combustibles fósiles, en otras palabras, que dejen de contaminar tanto para finales de 2022. Por supuesto, los movimientos sociales se hicieron presentes, las activistas y los activistas de los movimientos sociales globales por la justicia ambiental alzaron la voz, entre ellos la activista sueca Greta Thunberg, de entre las más conocidas. Una lucha de jóvenes por un mundo libre de contaminantes para el futuro del planeta, un mundo que les toca defender.
En cambio, otros movimientos sociales y sus activistas no tienen ni la visibilidad ni el reconocimiento internacional de los activistas anteriores. Estos movimientos sociales, los del nivel micro, también luchan, pero en su propio territorio contra las amenazas globales hacia su hábitat. Y forman parte de esa resistencia global desde abajo, aunque nadie los vea. En América Latina, los movimientos sociales de los indígenas de las selvas Amazónica y Lacandona, han luchado y enfrentado al capital global, sus luchas son relevantes a nivel mundial porque la sobrevivencia de la selva en si misma está amenazada por ese fenómeno global del cambio climático, consecuencia de las actividades extractivistas. La muerte de estas selvas no solo afecta a los indígenas sino la sobrevivencia del mundo y la humanidad. Estos son los movimientos sociales a nivel micro que se multiplican por doquier y pocas veces escalan a nivel global en visibilidad. Una multiplicidad de comunidades a nivel local lucha contra la contaminación ambiental en sus territorios, por una simple razón, no solo es la contaminación de la naturaleza o del habitat, es sobre todo por los efectos dañinos en su salud reflejados en altas tasas de enfermedad y muerte. Ellos no piensan en el futuro, sino en el presente, condiciones que requieren un alto total, cueste lo que cueste la lucha social. Movimientos sociales que se mueven en territorios rurales o urbanos, donde vive población campesina o trabajadores urbanos, los pobres del campo y la ciudad, quienes luchan por recuperar condiciones de vida libres de contaminantes producidos por el capital industrial extractivista que, en aras de la mayor plusvalía, sus ganancias económicas, han asentado la parte más contaminante de su cadena productiva en territorios habitados por personas. Es precisamente este el tema del libro “Conflicto ambiental en Valle de Huasco, Chile”, las luchas de la gente que habita y vive en un valle que han visto afectado no solo su paisaje territorial con las instalaciones de la industria extractivista minera y agroindustrial, sino especialmente por sus efectos en su salud.
Esteban Hadjez, el autor, nos ofrece, en el segundo capítulo de su libro, un recuento histórico de las luchas de esta comunidad en el norte de Chile, un país latinoamericano exportador de materias primas como el resto de los países de la región, cuyos territorios cada vez más contaminados se han convertido cada vez en menos habitables. Las luchas por la salud y en contra de la contaminación ambiental es analizado por Esteban a través de una perspectiva de la teoría de los movimientos sociales, es decir, de luchar, enfrentar, resistir y exigir justicia ambiental, una perspectiva novedosa en el campo de la salud pública que al mismo tiempo recupera la tradición latinoamericana de ser un semillero de movimientos sociales. Desde una posición crítica, el autor revela la dimensión apolítica de la participación comunitaria en salud, tan promovida por las políticas sociales de la región, y se posiciona en las teorías de los movimientos sociales, mostrándonos, en los capítulos, del cuarto al sexto, cómo y por qué la comunidad del Valle del Huasco fue capaz de enfrentar no solo a sus presidentes en turno sino a toda autoridad local y regional del medio ambiente y de la salud, para que respondieran como correspondía a un Estado-nación, proteger a sus ciudadanos ante cualquier daño sea de la naturaleza que sea. Así, que apreciado lector, esta será una lectura donde no solo transitara entre cifras de muertes y enfermedad, sino especialmente de historias de fortaleza y resistencia de unos pobladores que han alzado la voz para decir “basta” al capital global.
Esteban Hadjez, chileno, se aproxima al tema de la contaminación ambiental cuestionando los “beneficios” de la participación comunitaria en salud, un marco de referencia bastante común en el campo de la salud pública y las políticas sociales en salud. Para el autor, la participación comunitaria en salud tendrá utilidad como herramienta para la promoción en salud, pero no para la transformación social, un anhelo de toda comunidad que lucha contra la contaminación ambiental, por eso se posiciona desde la perspectiva de los movimientos sociales para analizar el caso del Valle del Huasco. Pero su elección no solo es teórica sino está imbricada en su propia subjetividad, ser testigo y experimentar el desarrollo de protestas organizadas por la comunidad de Huasco, en un territorio donde Esteban Hadjez creció y vivió, constituye un ejemplo epistemológico de lo que denominamos: convertir lo familiar en extraño para poder analizarlo. Un ejercicio que en la investigación cualitativa pocas ocasiones se alude, pero que es relevante para comprender la artesanía intelectual de la investigación, de cómo transformamos en un objeto de estudio, fenómenos que nos son cercanos y forman parte de nuestra vida como investigadores. Un contexto epistemológico y de subjetividad, que el lector encontrará en la introducción del libro.
Así, la participación comunitaria en salud y los movimientos sociales son el eje de análisis. De la participación comunitaria en salud, Esteban Hadjez nos muestra sus debilidades como estrategia sanitaria en temas de contaminación ambiental, destacando su papel como instrumento de dominación y control de las demandas de las poblaciones vulnerables o subalternas. La participación comunitaria en salud ha sido una estrategia discontinua en los servicios de salud, en razón de constreñimientos institucionales dado que los trabajadores de la salud no disponen ni de recursos económicos ni organizativos para realizar las actividades propias de la participación comunitaria. A ello se aúna los mecanismos coercitivos ejercidos por la industria hacia los servicios de salud para evitar cualquier alusión a ser una fuente de contaminación. Sin embargo, y a pesar de la revisión de la literatura realizada por Esteban, uno echa de menos una revisión a nivel latinoamericano, particularmente cuando existen movimientos ambientales relevantes, y, además, porque algunos de sus líderes han sido asesinados. Una visión latinoamericana de estos movimientos sociales hubiera sido pertinente para un estudio realizado en Chile.
Los movimientos sociales, el eje analítico relevante, emerge en una danza expositiva en torno a la transformación social, tan propia de la retórica de la emoción utilizada en la investigación cualitativa. En los hallazgos, Esteban Hadjez nos muestra cómo los movimientos sociales de base, es decir, organizados e impulsados por la propia comunidad, constituyen acciones sociales no solo de enfrentamiento sino de recuperación del territorio, y para ello nos describe, particularmente en el quinto y sexto capítulos, el funcionamiento y alcance de un movimiento social: “Brigada SOS Huasco”. Una organización de base, denominada así por los propios habitantes del valle de Huasco, y lo compara con un programa de participación comunitaria en salud existente en la misma localidad: los “consejos locales de salud”, una iniciativa gubernamental. “Brigada SOS Huasco” logró cerrar instalaciones agroindustriales y de minería del capital transnacional, así como su retirada del territorio. Aún continúan sus luchas, pero el estudio de Esteban nos amplía el conocimiento sobre lo que significan los movimientos sociales.
Este acercamiento y su manejo analítico fueron, entre otros méritos, la razón por la cual fue galardonada con el “Premio Francisco Mercado” a la mejor tesis iberoamericana en investigación cualitativa en salud en su edición 2020 y publicado como libro digital en 2021 por el Centro Universitario de Ciencias de la Salud de la Universidad de Guadalajara. Pero, además, la tesis doctoral del autor, hoy publicado como libro, constituye lo que en la academia valoramos como una “buena tesis”.
Una tesis de doctorado aporta nuevo conocimiento, por lo menos a nivel de la región, más allá de los límites nacionales donde se realizó el estudio. Y el libro “Conflicto ambiental en el Valle de Huasco, Chile” nos ofrece una nueva mirada a un tema de actualidad, pero que al mismo tiempo es un viejo tema: los efectos dañinos del cambio climático vistos a través de las luchas de los habitantes del valle de Huasco. Esta nueva mirada es lo que valoramos como nuevo conocimiento y Esteban lo logra a partir de utilizar la perspectiva de los movimientos sociales.
Los aportes en este sentido, es ofrecernos una nueva mirada a viejos temas no solo en el campo de la salud pública sino del medio ambiente. El estudio de los movimientos sociales es un tema recurrente en el campo de las ciencias sociales, particularmente en torno a reivindicaciones de tipo democrático o de grupos vulnerables como los indígenas o las mujeres, pero también contra la violencia o la guerra. Pero lo novedoso del libro, es utilizar esta perspectiva analítica en el campo de la salud, particularmente de la salud pública, una mirada que va en contra de esa ilusa visión de la participación comunitaria en salud, que, durante décadas, los programas gubernamentales en América Latina han utilizado para ensalzar la educación en salud o más recientemente como mecanismo coercitivo de co-responsabilidad en los programas dirigidos a población vulnerable por parte del Estado neoliberal. El análisis de los movimientos sociales en la región, se ha mantenido en los márgenes de la salud pública, por dicha razón, este libro nos ofrece un análisis que coloca en el centro el asunto de los movimientos sociales, lo cual constituye un aporte interesante en este campo. Las evidencias empíricas asentadas en este libro de Esteban, un joven que se autodefine como marxista y un comprometido de la salud pública, nos muestra cómo los movimientos sociales es una vía analítica fructífera para entender las luchas de las comunidades contra la industria causante de los efectos adversos en su salud.
La teoría es fundamental para construir conocimiento, una premisa epistemológica ineludible. La ausencia de un pensamiento teórico es presagio de peores males, sin teoría ningún hallazgo vale la pena ser leído ni tendrá utilidad para la ciencia o para el cambio social, simplemente, porque son interpretaciones sin sustento y más ideas del sentido común. Y para ese dolor de cabeza que todos tenemos, de cómo enseñarle a un estudiante de posgrado lo que constituye un buen sustento teórico, muchas veces recurrimos a que lean un buen ejemplo de revisión teórica y de utilización de la teoría para interpretar los hallazgos, como una estrategia para ilustrar e inspirar. Por eso, es que el libro de “Conflicto ambiental en el Valle de Huasco, Chile”, lo recomendaría para ser leído como un buen ejemplo. El capítulo de la revisión teórica, el primero, no solo tiene la virtud de describir los presupuestos teóricos de cinco teorías, sino también de cómo podría escribir un estudiante su capítulo de teoría o marco teórico; el otro capítulo que se enlaza a la revisión teórica, es el último capítulo del libro. Un ejercicio expositivo que logra no solo integrar el conjunto de los hallazgos empíricos en base a una interpretación teórica, sino también un análisis comparativo entre la participación comunitaria en salud versus los movimientos sociales. En pocas ocasiones, la exposición de la interpretación de los datos, me deja satisfecha, y Esteban no solo me causo una grata impresión teórica, sino me convenció de que estos capítulos valen la pena ser utilizados en la enseñanza de “escribir cualitativamente” con respecto a cómo escribir la interpretación y la discusión de los datos. Escribir nuestras explicaciones interpretativas en investigación cualitativa no es una tarea fácil. No solo requiere de disponer de una teoría, sino de lograr en el proceso de escribir, pensar, reescribir, reflexionar y volver a escribir, afinar nuestras ideas escribiendo, solo así se construyen interpretaciones, es decir, escribiendo. El capítulo siete es el producto de todo este proceso, que, en una lectura atenta y minuciosa en los detalles, el lector podrá acercarse a los componentes de la retórica interpretativa, sus argumentos y evidencias, y la forma en cómo escribimos para convencer. Espero que los profesores de los posgrados de la salud pública y las ciencias sociales en salud compartan mi impresión y lo utilicen para tal fin.
Un tema controversial en los estudios en salud son las cuestiones éticas, múltiples encuentros y desencuentros se dan entre los investigadores y los comités de ética, pero también entre profesores y estudiantes, y el asunto no es sencillo. Cada quien desea imponer sus criterios éticos, y muchas veces sin argumentos sólidos, y eso termina en una imposición que más que ayudar constituye un mecanismo más de violaciones éticas. En la investigación cualitativa en salud existe un halo puntilloso en torno al anonimato de los participantes, tan es así que algunos terminan cosificando a las personas asignándoles números en vez de nombres. Pero escoger el mejor criterio para asignar seudónimos depende fundamentalmente del fenómeno bajo estudio, es decir, no hay reglas universales como pretenden los comités de ética imponernos, sino un raciocinio contextualizado. La posición adoptada por Esteban, y narrada en el tercer capítulo de la metodología, es interesante, porque se ubica en el campo de la protección política de los informantes, ya que darles un nombre, aunque fuera ficticio era identificar claramente quién decía qué, colocándolos en riesgo en una comunidad tan politizada como Huasco. Su opción se ubica en el posicionamiento ético de la investigación-acción-participativa tan comprometida con las reivindicaciones sociales de las comunidades vulnerables. Esteban optó por que fuera la posición social del hablante la base de su seudónimo y no un nombre o número y, además, decidió feminizar dicha posición. Me parece acertada y coherente con el posicionamiento teórico de Esteban para analizar los datos, es decir, no fueron las reglas del comité de ética las que se impusieron, sino la postura teórica, la que siempre debería orientar en la toma de decisiones al hacer investigación. Me parece que este posicionamiento es un fuerte argumento para que los miembros de los comités de ética también leyeran este libro y entraran a discutir sus posicionamientos universales. Los miembros de los comités de ética también necesitan leer buenos ejemplos para orientar la acción normativa. Y esto sería un buen aporte del libro de Esteban a los comités de ética.
Solo quisiera invitarlos a leer el libro, el cual está publicado en español e inglés y, está disponible en formato EPub y/o PDF(b(b)Disponible en el siguiente link: https://www.cucs.udg.mx/libros/lectura_cucs.php?libro=conflicto_ambiental ). El acceso abierto al conocimiento, permite accesibilidad a un conocimiento de calidad a la región iberoamericana pero también su difusión a nivel internacional, y particularmente a cualquier lector del mundo, su acceso digital y libre es contribuir a la justicia social.
- Robles-Silva L. Los movimientos sociales en el cambio climático: organizandonos por nuestra salud. Interface (Botucatu). 2023; 27: e210787 https://doi.org/10.1590/interface.210787
- *Una versión preliminar fue presentada en la 35° Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
- (b)Disponible en el siguiente link: https://www.cucs.udg.mx/libros/lectura_cucs.php?libro=conflicto_ambiental
Referências
- 1Hadjez Berrios E. Conflicto ambiental en Valle de Huasco, Chile: participación comunitaria en salud y movimientos sociales. Guadalajara: Centro Universitario de Ciencias de la Salud; 2021.
Fechas de Publicación
- Publicación en esta colección
05 Dic 2022 - Fecha del número
2023
Histórico
- Recibido
06 Ene 2022 - Acepto
17 Oct 2022